EL AVION, EL AVIOOON!!!

o era especial, ERA
En resumen, estos chicos estaban hiperventilados, sobre-excitados con la posibilidad de ver los aviones y motivadísimos con la idea de salir de clases. Ya cuando los vi por la ventana supe que iba a ocurrir algo, los niños saltaban encima de la gente que se le atravesaba, lanzaban garabatos a quien se le cruzase (la sensación de libertad era abrumadora, supongo) y sobretodo, piropeaban grotescamente (cual obrero de la constru) a cualquier fémina que se le cruzase. Si el bus ya se encontraba repleto antes de recibir a estos chicos, ahora la mayoría de las personas se encontraba pegados a las ventanas. Aun recuerdo a mi compañera que iba en el asiento conmigo, su cara estaba estampada en el vidrio, y tenía miedo, uno de estos niños le decía cosas de dudosa elegancia. Yo intentaba interponerme en el medio cual caballero, pero mis ganas llegaron hasta por ahí no más, sobretodo cuando recibí un cariñoso lenguetazo en la frente de uno de estos pequeños, la sensación aun me acompaña.....
Ahora que me acuerdo, mi amiga se llamaba Paula Cortéz, era buena onda... hace más de 15 años que no la veo, que será de ella? En fin. Saltándonos la parte desagradable del viaje en bus llegamos finalmente a
Nos dirigimos a una pista de aterrizaje, cuando me percaté en un escuálido escuadrón de niños que estaba sentado en las cercanías, al parecer miembros de otras escuelas municipales, que también habían tenido el honor de ganar un viaje por la ciudad. Unos 12 en total, cuando me acerque hacia ellos me di cuenta de una cruda realidad, las características principales de estos (contándome) eran: prominentes lentes potos de botella, pelo tiernamente engominado por la mami, camisa dentro del pantalón, uno que otro diente repleto de frenillos, rollizos y gorditos, todavía tengo la imagen de un tipo que vestía chaqueta y corbata (con 11 años) siendo que hacia casi 30 grados de calor. En ese momento me di cuenta, era un Grupo de Ñoños!!! Los ganadores respectivos de la escuelas, eran los clásicos mateitos, ratones de bibliotecas y chupamedias de las profesoras (que conste que yo quepo en cada una de esas descripciones), al contrario de ellos, yo nunca tuve la imagen de mateo físicamente hablando, pero si cumplía con todas las características psicológicas que describo, mi amiga,
Si había un grupo de niños menos preparados físicamente y deportivamente hablando para subir a un avión era ese, ya habían niños que tenían mucho miedo y otros a los cuales se les caía las lagrimas de temor, el cual no era mi caso motivado mucho por la ignorancia y por mi sueño de ser piloto. Hecho que se intensificó, cuando vimos el avión en que iríamos, una especie de avión helicóptero militar, con unas turbinas y hélices enormes que hacían mucho ruido, si había algo que podía hacer que los ya asustados chicos se asustasen más, era eso. Luego de unas breves instrucciones que nos dio el piloto que ni pesqué dada mi emoción, nos arrimamos a subir al avión.
El avión por dentro era como de las pelis, como el avión desde el que se tira Arnold Schawnezeger en “Depredador”, o el avión donde viajan los militares en “
Ya sentado, y con una sonrisa de punta en punta, y con los ojos que se me salían por las cuencas, el avión comenzaba a despegar, y el show recién empezaba. Empezábamos a elevar vuelo, cuando un obeso niño tras mío comenzó a vociferar algo como: “No! mis oídos!! Que pasa!!... No guaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!” al pastelito se le habían tapado los oídos. Muchos niños empezaron a ponerse nervioso y a gritar que querían bajarse, Muy Tarde, el avión ya sobrevolaba la ciudad, hice oídos sordos y me maravillé atisbando el hermoso paisaje. El silencio reinó durantes unos momentos, todos los ñoñitos estaban tranquilizados frente al espectáculo que podían apreciar.
Pero, la tranquilidad no dura para siempre. Sentado al otro lado del pasillo, frente a mí, estaba el chico que a mi parecer era el más merengue de todos, blanquecino y con grandes lentes, llevaba amarrado a su cuello una bufanda, a pesar de la temperatura. Súbitamente el chico comenzó a menear su cabeza con pequeños movimientos pero muy frenéticos, algo parecía que le venía desde el fondo de la garganta, sus acciones eran cada vez más enfermizas, fue cuando finalmente atiné a hacer algo, casi como un flashback recordé uno de los pocos fragmentos de las recomendaciones previas a subirnos al avión que nos habían dado. “Si alguno de ustedes siente la necesidad bajo su asiento hay una bolsa para vomitar”. Antes de que el pequeño llamase a Guajardo recogí la bolsa de mi asiento y se la entregué rápidamente al chico. Sin embargo, cuando tomé la bolsa me di cuenta de algo, era mucho más pequeña de lo que muestran en las pelis. El receptáculo no sobrepasaba el tamaño de un paquete chico de ramitas, y por lo que podía predecir, este chico estaba hecho paras Cosas Grandes.
Y así fue, pasó lo que tenia que pasar, la secuencia quedo grabada en mi mente. La “Devolución gástrica” del niño al interior de la bolsa rellenó rápidamente la capacidad de la bolsa y cada vez más rápido comenzó a fluir fuera de ella. Casi intento sacar la bolsa perteneciente al asiento de este niño cuando uno de los “restos” proveniente de este niño casi cae en mi brazo que quería retirar la bolsa. Mis ganas de ser buen samaritano llegaron hasta ahí. Me limité a mirarlo con pena y una lástima comprensiva. La distancia de los asientos me había salvado de ser objetivo de alguno de sus proyectiles, pero no del olor, el resto del viaje fue bastante desagradable. No para mí que con la mano en la nariz seguí admirando la altura a la que nos encontrábamos.
Cuando aterrizamos, nuestro grupo más desecho que nunca, agradeció el poder haber salido vivo de esa experiencia (un viaje de 15 minutos apenas) y mucho juraron no volver a volar en un avión. Yo al menos, hubiese querido hacerlo muchas veces más, no importa cuanto vomito tuviese que soportar.
Esa es la historia de mi primer viaje en avión. La segunda vez que lo hice fue hace muy poco con una aerolínea que ya no existe que se llamaba Air Madrid, pero eso es material para otro artículo. Muchos saludos a todos, y desde ya les deseo Feliz Cumpleaños al Mimo mañana 31 de Enero, y al Huaso este 4 de Febrero. Se les quiere a todos, bueno a unos más que a otros.. jajaj. Un besho.
PABLO